lunes, 29 de abril de 2019

Tristes recuerdos

La vida es triste y dura, muchos lo aprenden cuando ya es muy tarde, otros cuando la vida por fin les arrebata lago importante para ellos.

Esa mañana parecía tranquila, como otra cualquiera, pero no lo era, era horrible y un completo desastre, a mis 8 años vi a mi madre morir, y a los 9 a mi padre suicidarse. Así fue como aprendí lo dura que era la vida, de como un acto puede cambiarte el punto de vista de todo, a partir de ese día comencé a plantearme cuántas veces al día una persona podía morir, la respuesta es sencilla, siempre, con cada segundo que pasa nos arriesgamos a morir, a perder la vida de la manera más inesperada posible.

Han pasado ya tres años desde que mi padre murió, actualmente vivo con mi hermano mayor, lleva varios días desaparecido, seguro que está con sus amigos, sin embargo, al haber visto a mis padres morir, es como si la muerte me advirtiese de que algo malo va a pasar, y eso es ahora lo que estoy sintiendo, una parte de mí me grita de que algo va a suceder, de que algo le va a suceder a mi hermano, de que no está bien y necesita ayuda, en resumen, que va a morir.

Es algo que sé con certeza y que cuando ocurra y lo presencie no haré nada, no podré porque es su destino, y es imposible cambiar el destino de uno mismo, puede que mi destino sea presenciar tantas muertes como me sea posible, para que aprenda a valorar todo lo que tengo y no a despreciarlo ni a tirarlo como si no importase, porque en cierto modo todos somos marionetas de nosotros mismos, sé que no tiene mucho sentido dicho así, pero si lo piensas un buen rato descubres que sí lo tiene, y que así descubres la verdad oculta de la vida.

Con el paso de los años, logré acostumbrarme al dolor, ya no me importa el sufrimiento ajeno, porque sé que los que lloran por haber suspendido un examen o porque les haya dejado el novio es una simple tontería que no merece malgastar lágrimas en eso, seguro que pensaréis que cruel soy pero es una realidad, nadie debe llorar por estupideces como suspender un examen o una discusión, son obstáculos que la vida nos pone para ver si somos fuertes, y si por cada obstáculo que nos pongan nos echamos a llorar no entiendo de que vale que estés vivo si no sabes ni apreciar lo que de verdad importa, si lloras por todo es que eres un débil y no mereces vivir, porque la vida está hecha para gente fuerte y no para gente débil que se compone básicamente de un 90% de la población de la Tierra.

Soy un niño, sí, pero eso no significa que me eche a llorar por cualquier tontería, sino que he aprendido lo que significa la palabra vivir y lo hago, soy fuerte porque lo he aprendido por mi cuenta y no necesito que alguien me lo repita mil veces, porque sino ya se convierte en algo cansino que preferiría ignorar.

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